martes, 3 de mayo de 2011

AMERIKA, de Lorenzo Luengo

El discurso iluminador que describe, define e identifica esencialmente a esa gran máquina de producir y vender mitos que es el moderno Estados Unidos no está en la literatura, sino en el cine. Y, apoyándose por eso inteligentemente en el cine no sólo como discurso sino también como tradición narrativa, Lorenzo Luengo (Madrid, 1974) ha renunciado a hacer una novela histórica a la hora de construir, en su novela AMERIKA (Ed. Algaida, XIV Premio Joven Ateneo de Sevilla), un mosaico irreal, mítico, sobre la formación intrahistórica de dicho imperio. Ciertamente ese país que usa el abrumador armamento del marketing para colonizarnos a todos los sentidos y el inconsciente mediante sus ficciones merece, a la hora de ser explicado, más imaginación que realidad y más efectismos que exactitudes, y así lo ha entendido paródicamente el cualificado autor de esta fantasmagórica y lúcida novela-pastiche que combina intriga, delirio y un sofisticado sentido del juego.

La trama principal, narrada con poderoso sentido visual, se centra en Leonardo Rilke, un extravagante, enfermizo y perturbador opulento que vive en una mansión tenebrosa descrita en estas páginas como una mezcla de esperpéntico Callejón del Gato de Valle Inclán, y juego de espejos del País de las Maravillas. Leonardo, mitómano delirante de imaginación torturada, tiene en su poder el guión de Otro invierno en Amérika, la película que el hipnótico director francés Jacques Tourneur nunca realizó, y se hace con los servicios de un escritor caído en desgracia para que rehaga dicho guión que ha de ser filmado, según el deseo de ese millonario, con los medios y modos del cine clásico.

A partir de ese arranque diversos materiales se van concatenando a modo de puzzle narrativo para -en medio de un logrado marco escénico en el que el autor demuestra ser un experto en la poesía romántica y el surrealismo, su excrecencia lírica en el SXX- contar demoradamente la historia de esa película en proyecto, y la historia de su protagonista, June Caprice, heroína del cine mudo de los años 50, y la historia de los crímenes de un asesino en serie a través de la mirada alucinada de un excéntrico millonario, una galería de frikis del cine antiguo y un guionista con alma de detective… El mito y el crimen: alegoría pura de la historia de la América moderna; del mundo moderno.

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