martes, 3 de mayo de 2011

DERUUMBE de Ricardo Menézdez Salmón

¿Una novela gore?
Resulta sintomática la cada vez mayor influencia del cine en la nueva narrativa española. Así cuando uno lee Derrumbe, la recién publicada novela de Ricardo Menéndez Salmón, nota cómo en la base de esta trama están películas americanas de éxito sobre asesinos en serie como Seven, El Coleccionista de Amantes y El Silencio de los Corderos, pero no deja de brillar con luz propia una prosa cuidada, rítmica y de esmerado vocabulario, y una lograda estructura narrativa heredera del perspectivismo de William Faulkner. Ambos elementos –la prosa y la estructura- constituyen los principales alicientes de esta novela coral, discontinua, circular, profunda, inquietante y desesperanzada.

Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971) es un destacado escritor de la nueva promoción de narradores españoles, y su quinta novela La Ofensa (2007, Ed. Seix-Barral; una obra con prosa entre filosófica y documental ambientada en la época de la II Guerra Mundial y que se concibe como una reflexión sobre el mal como concepto y como explicación de lo real) fue saludada con una entusiasta ovación tanto por la crítica como por el público. A ésta siguió un libro de cuentos titulado Gritar (2007, Ed. Lengua de Trapo. Especial atención merecen los relatos El Temor, los Ancestros y el propio Gritar), y ahora regresa a las librerías con Derrumbe, una novela con cierto toque gore sobre el mal como atractivo abismo.

Siguiendo el esquema del thiller cinematográfico –un espacio concreto, una oleada de crímenes, un investigador obsesionado con un caso que convierte en algo personal, dosificación de la información para crear suspense y minuciosidad casi morbosa en las descripción de los crímenes para acentuar el terror hasta dar finalmente con un culpable- el autor construye esta novela centrándose en los personajes: de un lado Manila, investigador filosófico y familiar cuya mujer espera su segunda hija, y del otro lado tanto los Arrancadores -tres muchachos sicópatas que, casi por diversión, aplican su ingenio a la práctica de crímenes para sembrar el miedo en la ciudad de Promenadia- como también Mortenblau -un asesino en serie que junto al cadáver de su última víctima, deja siempre un zapato de la anterior-. El punto débil de la novela creemos que radica en la inconexión entre los crímenes del asesino de los zapatos y los crímenes de esos adolescentes que se hacen llamar los Arrancadores, pero es en extremo interesante cómo el peso de la narración avanza con total naturalidad desde Manila, en quien cae primero, como ya se ha dicho, hasta el asesino de los zapatos, en segundo lugar, para llegar luego a los Arrancadores; más tarde se centrará ese foco de interés narrativo en Valdivia, personaje bien construido que impacta por su fragilidad, y, finalmente, la atención recaerá en Vera, descarriada hija de Valdivia y otro personaje inquietante dentro de todo este espejo de perversiones, este retrato literario de ese mal que no logran disipar ni la belleza ni la cultura. Asimismo, de entre los puntos de giro argumental que el narrador incorpora a la historia, destaca el del personaje de Mara, esposa de Manila, la cual nos dará una gran sorpresa en un determinado momento del libro, ya verán.

Si bien es cierto que el indudable talento narrativo de Ricardo Menéndez Salmón merece argumentos de mayor calado, no lo es menos que el autor logra sacar petróleo de una trama tan manida, hasta convertir su novela en una alegoría sobre la modernidad, el aburrimiento, el entretenimiento, el ingenio como principio de la monstruosidad cuando no va unido a la ética, sobre los simulacros actuales de la realidad y sobre los modelos sociales de los adolescentes.

Desde luego las películas americanas apuntadas al inicio no se recrean en la realidad ni la trascienden sino sólo la describen o, a lo sumo, la exageran para sorprendernos. En este sentido Ricardo Menéndez Salmón, aplicando su probada ambición narrativa, logra hacer de Derrumbe una obra con al menos dos lecturas: aparentemente estas páginas encierran una entretenida novela postmoderna con un toque de género negro y un punto gore, pero una lectura más profunda saca a la luz una contundente novela social que posee la virtud de explicar el mundo actual y a la vez denunciarlo.

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