martes, 3 de mayo de 2011

TODO EL AMOR Y CASI TODA LA MUERTE de Fernando Marías

“El mar de este acantilado vive una maldición de amor”… Padrós, pueblo norteño con acantilado propicio para el deleite de la belleza natural, los suicidios y las leyendas góticas sobre aparecidos, es el imaginario lugar en el que sucede la última novela de Fernando Marías –TODO EL AMOR Y CASI TODA LA MUERTE. Editorial Espasa. Premio Primavera 2010-. Y, auque tal localización tiene algo de novela de Emily Brontë, la historia principal de esta novela –robo, botín oculto, una banda criminal que busca, torturas con serrucho y alfiler, muertes, duelos obsesivos, recuerdos lacerantes, una mujer que hace el amor con el mar, huída in extremis, la investigación por parte de un oscuro policía municipal…- transcurre en la actualidad.

Dos muertos en enigmáticas circunstancias acaban de aparecer en Padrós: Vera y Eloy. Tras la pista de la primera, mujer sin miedo a vivir y sexualidad torrencial, está Sebastián o Bastián, pues ha cambiado de nombre al convertirse en objetivo de un grupo de delincuentes. Bastián, que ha recibido una carta de su amada después de que ella hubiera muerto, intentará averiguar la verdad embriagado por los recuerdos biográficos de ese amor turbulento que, en su mente, siempre tuvo sexualmente el sabor del adulterio… Y lo mismo hará Clara, la madre del erudito Eloy, que ha viajado también a Padrós en busca de respuestas… Cuando Bastián conoce a Clara cree ver en ella a una Vera que regresa de la muerte con mensajes… Pero para entender cuanto pasa hoy, como para entendernos a nosotros mismos, hay que remontarse a la raíz, parece decirnos psicoanalíticamente el autor.

Así, todo ese argumento de thriller psicológico narrado con ritmo fílmico, como ahondando en la atmósfera casi del Romanticismo del paisaje, se complicará vertiginosamente hasta dejarnos sin aliento al tiempo que descubrimos que todo tiene que ver con la historia de Gabriel Ortueño Gil, un desconocido poeta local doblemente enamorado y errante que, en 1902, desapareció misteriosamente cuando le hicieron responsable de la muerte del bebé de Leonor, la mujer del indiano rico Tomás Montaña. Antes de esa huída dejó a un compañero poeta, Rufino Matamoros, el manuscrito de cierta novela fantasmagórica sobre un muerto en vida la cual él asegura autobiográfica –"Todo el amor y toda la muerte" se titula-, y dicha novela se convertirá, el lector ya lo intuye, en la clave que unirá las dos tramas.… ¡Pero lo que importa es cómo, y en ese punto, en cómo se unen esas dos tramas, el pasado y el presente, Fernando Marías sorprende con su habitual virtuosismo para la composición de historias magnéticas mediante puntos de giro argumental, aunque empleando esta vez además de forma brillante el recurso de la intertextualidad.

La sexualidad y la violencia, los ladrones y los héroes pequeños de la Guerra de Cuba, los poetas románticos y las mujeres evanescentes, el paisaje y los supersticiosos miedos… Los paralelismos son constantes, y le confieren firmeza simbólica y hondura a esta novela confeccionada como un interesante juego de incertidumbres: de hecho no sólo las dos tramas paralelas y casi simultáneas sino hasta los recuerdos de los personajes conforman en esta obra un segundo grado de ficción.

En efecto TODO EL AMOR Y CASI TODA LA MUERTE, novela romántica posmoderna con dosis de novela negra psicológica y novela de aventuras, amplia el concepto habitual de realismo al tiempo que, como quien se asoma a un acantilado, nos hace ver temerariamente que el peligro incentiva el deseo incluso más allá de la muerte…

Resulta un absorbente placer leer el mejor libro de este autor.

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