martes, 3 de mayo de 2011

HISTORIAS DEL OTRO LUGAR de José María Merino

José María Merino lleva años incidiendo en una literatura que no sea sólo el correlato de la vida –para eso ya están los notarios- sino que lo sea también y sobretodo de los sueños, los prodigios y los misterios invisibles; de la otra vida. Por eso se nos antoja tan pertinente el título del último libro suyo que acaba de publicar la Editorial Alfaguara: HISTORIAS DEL OTRO LUGAR.

Se trata de de la agrupación de todos sus cuentos publicados con vocación de unidad desde el año 1982 al año 2004, los cuales en conjunto conforman ya un mundo matizado, perturbador, magnético, raro, alocadamente divertido a veces, e iluminador siempre.

Poco mejor se puede añadir al repaso por su contexto inicial, sus intereses creativos, influencias y primeras lecturas que el propio autor realizó en el prólogo a Cincuenta cuentos y una fábula, y que aquí se incluye también. En él se habla del León de su infancia como germen de su literatura, y se reflexiona sobre esta ciudad en la que no pasaba ni pasa en realidad casi nada, aunque todo cobra vigor y trascendencia y dinamismo y credibilidad cuando se relata. Asimismo señala como parte de su formación, además de la oralidad leonesa, tanto la alta literatura como el llamado subgénero, el cine, los tebeos, el cine de serie b, el terror y la ciencia ficción.

Dentro de los cinco apartados en que se subdivide este libro de libros el primero, CUENTOS DEL REINO SECRETO, acaso sea la parte más romántica en el sentido literario del término –por eso en estos cuentos aparece un León como contexto folklórico y mistérico, y los argumentos giran en torno a dos temas: la metamorfosis y el doble-; “El viajero perdido” es el momento en el que se inician explícitamente las preocupaciones nmetanarrativas –el tema que subyace aquí es la relación entre la realidad, la memoria y su relato, y acaso por eso, aunque todos están unidos, se unen más evidentemente dos cuentos: Las palabras del mundo y Del Libro de Naufragios-; luego CUENTOS DEL VALLE DEL REFUGIO es un canto a la “evasión”, a la imaginación desatada, y los argumentos acaso más librescos que nunca suceden en Madrid, están ya repletos de homenajes literarios y destaca el tema de las apariciones y desapariciones, el horror, y el tema de la invisibilidad; “CINCO CUENTOS Y UNA FÁBULA” se encuentra aún más imbuido de ese espíritu transgresor de la realidad aunque no de su sentido –espíritu fantástico que en occidente arranca con el libro bíblico de Daniel y el Apocalipsis, y, a través del psicoanálisis, el surrealismo, y las vanguardias, llega hasta nosotros-; en CUENTOS DE LOS DÍAS RAROS aparecen luego historias muy ingeniosas como “Mundo Baldería” donde la aburrida realidad empresarial y la fantasía onírica se funden y complementan tal vez para demostrarnos que, sin duda, existe el más allá. Otro cuento bastante raro de este libro es ése en la que el Profesor Souto, personaje recurrente en la narrativa breve de Merino y acaso alter ego del autor, comete un adulterio tecnológico. ¿Y qué es eso de un adulterio tecnológico? Pues para conocer la respuesta han de leer el profético y divertido cuento titulado “Celina y Nelima”… Pero, con todo, mi cuento preferido de esta parte es “El Fumador que Acecha” en el cual reaparece originalmente el tema del doble.

Menos que su personal fantasía se ha estudiado al José María Merino paisajista, que en mi opinión es el que demuestra no tener ninguna hostilidad con el realismo a pesar de lo que parece. En efecto como si de un pintor hiperrealista se tratara, un Félix de la Concha naturalista, la habilidad que este vendedor de sueños posee para describir con minuciosa sensibilidad el paisaje rural y urbano, las hibridaciones de la luz del día, los cambios de estación, las flores y animales y los composiciones del cielo no diré que están a la altura de las exhibiciones de talento de la naturaleza, pero sí son su correlato…

Por eso me sumo a quienes piensan que Merino es hoy el mejor autor vivo de cuentos en castellano, pero no sólo por la enciclopédica imaginación de que hacen gala sus argumentos, sino también por su virtuoso y emocionante minimalismo descriptivo. Digo.

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