martes, 3 de mayo de 2011

LOS OBJETOS NOS LLAMAN de Juan José Millás

“Avanzamos hacia una sociedad en la que los gobiernos y los medios de comunicación fabricarán realidades espúreas” sentenció una vez el más que ocurrente escritor de literatura de ciencia ficción Philip K. Dick. Sin embargo hay otros contadores de historias como el reciente Premio Nacional de Narrativa Juan José Millás que, dedicados mediante su obra a desentrañar los diferentes niveles de realidad que hay en lo cotidiano, en verdad nos están quitando la venda de los ojos al situarnos frente a la evidencia de que toda realidad es espúrea… De hecho precisamente ése parece ser el liberador mensaje que subyace en el último libro del autor titulado LOS OBJETOS NOS LLAMAN (Ed. Seix Barral).

Se trata de un libro de cuentos con impregnaciones fantásticas en la línea ingeniosa y luminosa de otros celebrados libros de Juan José Millás como Primavera de luto, Ella imagina o Cuentos para adúlteros desorientados: dicha línea casi poética se fundamenta en la certeza de que las cosas maravillosas les ocurren a la gente normal. Por eso en estas páginas hay maniquís que sudan, niños que no creen en la muerte, gente que se saca un retrato de carnet en un fotomatón y la imagen que aparece reproducida es la de otra persona, una comisaría en cuyo ámbito de acción absolutamente nadie infringe la ley y por eso el ministerio convoca oposiciones a delincuente para restablecer la normalidad, hijos fetichistas fascinados por el teléfono móvil de su madre muerta, alguien que se hace el cojo para aparcar en una plaza reservada a minusválidos y esa cojera se transforma en permanente, una mujer poseída por un luminoso del pasillo de su casa, un hombre invisible sólo para las mujeres, un estudiante que padece la enfermedad de disfrutar con el acto de fregar los cacharros, y así por el estilo.

Ese modo de componer cuentos insólitos, heredero no sólo de Cortázar y Kafka sino también del surrealismo, la ciencia ficción, los cuadros de El Bosco, los libros de cuentos clásicos orientales como El Mahabharata y Las Mil y una Noches e incluso del libro bíblico del Apocalipsis y el del profeta Ezequiel, cobra un moderno vigor en la pluma de este narrador pues su prosa ágil y casi notarial hace pasar por normal y cotidiano no sólo lo imposible, sino incluso lo absurdo. Así logra divertirnos, ponernos en contacto con lo irreal y, a la vez, nos invita a superar la dictadura de lo lógico, lo exacto, lo aburrido y lo de siempre.
A veces los cuentos transforman el mundo –esto es frecuente cuando los cuentos los cuenta un mesías- pero los cuentos de este libro más que cambiar el mundo lo ponen patas arriba.

Ciertamente los cuentos de Millás nos proponen otra forma de mirarlo todo, de entenderlo todo. Por eso este libro de cuentos del autor, como los anteriores, tiene la meritoria capacidad de individualizarnos, de hacernos ser diferentes, y por eso nos intensifica la existencia. ¡No exagero!

Hay algo del Dalí surrealista, del Ray Bradbury futurista y del Woody Allen neurótico y genial en el mundo de Juan José Millás, pero él posee la peculiaridad de que lo narra todo con una naturalidad inteligente que nos ayuda a ampliar las fronteras de lo que se entiende por normal y por óptimo. Y es que, como escribe el propio autor, “esa noche iba a quedarme dormido presa de un raro bienestar, cuando me di cuenta de que la expresión “raro bienestar” era una redundancia. El bienestar siempre es raro. No hay un bienestar normal como no hay una sexualidad normal”.

Por eso si usted es de esas personas que no están locas del todo sino sólo lo justo para resultar divertida le recomiendo la lectura de este libro porque se sentirá como en casa. Si es usted un racionalista casi cartesiano lea estos cuentos y tan sólo sueñe o ríase. Y si admira la imaginación y todo lo que añade vida a la vida no deje de adentrarse en estas páginas…

Recomiendo la lectura de este libro a quien no sepa volar.

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